viernes, 25 de enero de 2008

Egipto / África

Templo de Abu Simbel
El Valle de los Reyes
Piramide de Keops y esfinge
Historia de Egipto

La Prehistoria

El reino del norte tenía su capital en la ciudad de Eb, su deidad era el halcón Horus, su corona era roja, y su símbolo era la abeja. El reino del sur, tenía su capital en la ciudad de Nekhen, se deidad era también el halcón Horus, su corona era blanca y su símbolo era la planta de la caña.
Durante el cuarto milenio, tenemos conocimiento de un rey llamado el rey Escorpión, que consiguió unificar el país desde el sur venciendo al norte.
Alrededor del año 3100 B.C. El rey Menes, también desde el sur consiguió vencer a los gobernantes del norte, unificar las dos tierras y formar la primera dinastía : Con él empieza el el Egipto de los faraones.

El Periodo de la Tinita

El rey Menes fundó la ciudad de Menfis, la primera capital del Egipto unificado, muy cerca del Actual Cairo, a caballo entre el norte y el sur. Adpotó una nueva corona, mezcla entre las dos antiguas coronas y adoró a las divinidades del norte y del sur.
Después del rey Menes, muchos gobernadores de províncias se negaron a obedecer al poder central y empezó un periodo de disturbios al cual reaccionaron los faraones de la primera y segunda dinastía con sabiduría, algunas veces con la fuerza y otras veces conciliando a los gobernadores. De esta época destacan los reyes Kha Sekhemwe y Hotep Sekhemwe.

Durante las dos primeras dinastías observamos un desarrollo urbanístico y arquitectónico bastante grandes. Las casas y las tumbas son de piedra, bastante más grandes y más sofisticados.

Los templos, eran todavía sencillos, representaban una casa primitiva, que reflejaba la creencia del antiguo egipcio de que las divinidades eran como los humanos, necesitados de la comida, la bebida y las ofrendas. Estas deidades representaban las distintas fuerzas de la naturaleza e inspiraban al egipcio antiguo miedo, como los animales salvajes, o respeto como el sol y agradecimiento como el Nilo.

El rey, era considerado como una persona divina, aunque en el fondo tenía que ganar el respeto de sus súbditos mostrando su fuerza en danzas y luchas rituales, como la Fiesta trineraria del Heb Sed.

A pesar de la unificación, la dualidad siguió vigente durante toda la historia antigua de Egipto, sobre todo en la Administración, donde cada reino seguía teniendo su bandera, su corona y sus comarcas.

La escritura jeroglífica se desarrolló, desde el uso de figuras de animales expresando conceptos materiales, para pasar a expresar sonidos y sílabas además de ideogramas.

Desde la antigüedad, el egipcio dividió el año en tres estaciones, cada estación cuatro meses y cada mes tres tercios de 10 días. Esto hacía que el año tuviera un total de 360 días. Más tarde añadieron 5 días que simbolizaban los días de nacimiento de cinco de sus grandes divinidades: Osiris, Isis, Seth, Neftis y Horus.

La primera estación era la estación de la .inundación y sus meses eran de julio hasta octubre. La segunda estación era la de la siembra y sus meses eran de noviembre hasta febrero. La última estación era de marzo a junio, y era la estación de la recogida de las cosechas.

El Reino Antiguo


El Reino Antiguo es conocido por el tiempo de los constructores de las pirámides y también por la época menfita, por ser su capital la ciudad de Menphis, al sur del actual Cairo. Quizás, la historia del desarrollo de la forma de la tumba real, nos puede resumir la historia de la dinastía tercera y del resto de las dinastías del reino antiguo.
La tumba egipcia, como explicamos en las dinastías anteriores se desarrolló desde una simple fosa, hasta llegar a ser una casa de más de 30 habitaciones a finales de la segunda dinastía. Durante el reinado de Zoser, de la tercera dinastía, apreció un genio llamado Imhotep, que más tarde llegó a engrosar la larga lista de las divinidades egipcias, como dios de la medicina y que fue venerado incluso en la época griega con el nombre de Harpocrates.

Imphotep, era un genio de la arquitectura en su tiempo que experimentando llegó a construirle al rey Nether Nekht o Zoser la pirámide escalonada con su complejo funerario y su patio de las fiestas de bodas trinerarias del Rey. En este complejo impresionante observamos la aparición y el desarrollo de la mayor y más antigua construcción de piedra de la humanidad. La pirámide tiene más de 60 metros de altura y está compuesto de seis gradas de bloques de piedra caliza .

Después de Zoser e Imphotep, el egipcio desarrolló, entre otras muchas cosas, la arquitectura, la administración, la escultura, lo que pudo permitir, la realización de obras tan majestuosas como las grandes pirámides de Snefru, Keops, Kefren y Mycerinos.

Snefru padre de Keops, llegó a construir dos pirámides, una se llama la inclinada y la otra la plana. Durante la construcción de la primera pirámide, los arquitectos descubrieron que habían empezado con un ángulo de inclinación bastante grande y que si siguieran con él la pirámide habría alcanzado los 200 metros de altura y que probablemente las bases no resistirían. Por eso tuvieron que cambiar el ángulo y terminar la pirámide, lo que hizo que tuviera una forma curvada. Parece ser que el Rey Snefru, cuyo reino se extendía desde Nubia hasta las fronteras de Palestina, no quedó satisfecho y ordenó construir otra pirámide con menor ángulo y por eso tuvo una forma más plana que las famosas pirámides.

Le tocó al rey Keops, hijo de snefru terminar la primera, la más grande y la única superviviente de las maravillas del mundo antiguo. 2,3 millones de bloques de piedra caliza y granito, con un peso medio de entre 1.5 y 40 toneladas y con una altura de 146 metros. Las cuatro caras de la pirámide encaran casi perfectamente los cuatro puntos cardinales. La pirámide era revestida de piedra caliza blanca y su núcleo es de granito con bloques de casi 200 toneladas.

Se cree que en la construcción de la gran pirámide de Keops participaron más de 100.000 personas durante más de 20 años. Esto nos hace suponer que la economía del país pasaba una época excelente y que la administración era bastante desarrollada para manejar a tantas personas y material. Un estado que duró durante los reinados de Kefren y Mycerinos.

Kefren es el faraón de la segunda pirámide, que aunque de menor tamaño que la de Keops, fue construida sobre una meseta más alta y parece más grande que de su padre. La famosa esfinge de 72 metros de longitud y 20 metros de altura lleva la cara de Kefren y el cuerpo de un león sentado.

La pirámide de Mycerinos, aunque mucho más pequeña que la de sus predecesores, de 60 metros de altura, era también una gran maravilla de la antigüedad, puesto que estaba toda revestida de granito.

Desde finales de la dinastía tercera el culto al dios del sol Ra, adquirió una mayor importancia y rango sobre las demás divinidades del panteón egipcio. Las pirámides, los obeliscos, simbolizaban la primera tierra sobre la cual salió el dios Ra desde el océano primitivo en forma de un escarabajo empujando el disco solar.

El culto al dios Ra, era un culto caro y elitista. El difunto sólo podía aspirar a ganar la gloria de Ra, si tenía bastante fortuna para hacerse una pirámide o a lmenos una gran mastaba, llena de relieves que representan sus riquezas y sus sirvientes, con estatuas y sarcófagos y cabezas sustitutorias y puertas falsas que guiaban el alma hasta el cuerpo del difunto.

Como consecuencia al mal estado de la economía y la pérdida de prestigio de los faraones a favor de los gobernantes locales, y los sacerdotes lo que se puede observar en el tamaño de las tumbas y los tesoros descubiertos de unos y otros, la Sociedad egipcia durante la sexta dinastía vivió la primera revolución social que tuvo sus manifestaciones en el abandono popular del culto de Ra a favor del dios Osiris, el dios justo que sólo juzgaba a los hombres pesando sus corazones contra la pluma de la justicia en la balanza del juicio final. Por primera, vez un faraón es asesinado-Teti I- las pirámides saqueadas y los templos derribados.

Durante el reino antiguo, se fraguó lo que a lo largo de la historia del Egipto Antiguo, iba a ser la figura del Faraón: Sa Ra, o hijo del dios del sol Ra; Horus, representación del heredero de Osiris en la tierra. Era el único que podía tener su nombre en el símbolo del cartucho.

A pesar de la casi omnipresencia del dios Ra durante una gran parte del Reino Antiguo, existían otras divinidades importantes, como el alfarero Khnom con forma de carnero, que creaban las criaturas en su rueda de alfarero, el dios Men, de la fertilidad, el dios ptah el artesano de Menphis que creaba las cosas pensando en ellas y balbuceando su nombre.; el dios Osiris del más allá y su mujer Isis y su hijo Horus.

No todo era muerte y religión en el antiguo Egipto. En las mastabas de Sakkara vemos escenas maravillosas de la vida cotidiana, como la cría del ganado, la agricultura, la música y el baile, el deporte, etc.

La escultura llegó a su cénit aunque lejos del realismo, representaba la idealización obligada de los faraones endiosados. La literatura también tuvo sus obras maestras en los textos de las pirámides y las enseñanzas de Ptah Hotep.

Después de la muerte del rey pepi II, la monarquía perdió su poder y dominios sobre las distintas comarcas del país y aumentó el poder de los gobernadores locales . el pueblo también se rebeló contra los gobernadores, los sacerdotes y contra los dioses. Este caos duró durante la séptima y la octava dinastías, durante las cuales Menphis siguió siendo la capital del país.
Durante la novena dinastía, el país disfrutó de más tranquilidad y los faraones de Ihnasia, en el Medio Egipto, lograron extender su dominio sobre la mayor parte del territorio de Egipto. Durante la décima dinastía los príncipes entraron en guerra contra los fuerte gobernadores de Thebes, en el sur de Egipto, que consiguieron derrocar esta dinastía y fundar la undécima dinastía faraónica que marcaría el inicio del Reino Medio.

Los cambios bruscos, en la economía. La religión, la política y en los valores y clases sociales enriquecieron muchísimo la literatura de la época que nos dejó obras maravillosas como el papiro del Campesino Elocuente, y las enseñanzas del rey Wah Ka Ra Kheti a su hijo Meri Ka Ra.

El Reino Medio

Se cree que el rey Antef I es el fundador de la undécima dinastía, y que a pesar de las rencillas con los gobernadores de la décima dinastía, no puso su nombre en el símbolo real del cartucho hasta los sus últimos años cuando llamó a sí mismo, el apaciguador de las dos tierras, o Seher Tawe. Pero es realmente el faraón, Monthuhotep-NebHetepRa quién después de veinte años de lucha, consiguió reunificar las dos tierras del alto y bajo egipcias.
El reino antiguo era un periodo de reconstrucción y estabilidad, aunque de vez en cuando había que reprimir alguna rebelión. A finales del reinado de Monthuhotep III Neb Tawe, el caos volvió a extenderse por el país, lo que incitó al general Amenemhat a hacerse con el poder después de la muerte del faraón y fundar la duodécima dinastía, formada por los Amenemhats y los Senoserts o Sisostris. Durante este reino, los faraones empezaron a alarmarse por el ascenso de los pueblos vecinos y empezaron unas campañas de castigo en Palestina, Libia y Nubia.

El reino medio no era tan majestuoso como el reino antiguo, pero tampoco fue una ruptura.

Después de los asesinatos y la pérdida del poder de los faraones, la figura del faraón se hizo un poco más humana. Ya no es más importante que los dioses mismos, ni que va por delante de ellos en las representaciones y las estatuas, sino es más humilde, arrodillado delante de ellos y necesitado de ellos y de los sacerdotes.

Las pirámides del reino antiguo no consiguieron proteger las momias de los grandes faraones, y tampoco la economía podía permitirse más esfuerzo, así que aunque se mantuvo la forma piramidal de la tumba real, el material era el ladrillo y piedras más perecederas. Para compensar la falta de robustez y despistar a los saqueadores, las pirámides se complicaron por dentro y se llenaron de trampas.

Después de la revolución social y religiosa contra los faraones, el dios Ra y sus sacerdotes, el dios Osiris adquirió una importancia bastante grande y su supuesta tumba en Abydos se convirtió en un lugar de peregrinaje de todo el país.

Otras divinidades importantes de la época eran Monthu el dios de la guerra con las forma de un halcón protegido por el sol y la cobra, y el dios Sobek con la forma de un cocodrilo.

El dios Amón, que antes era la divinidad local de la ciudad de Thebes, se iba convirtiendo poco a poco en el gran dios nacional y se asoció con las grandes divinidades anteriores, como Ra, Osiris, Ptah y Men.

La humanización de la sociedad dió lugar a un apogeo de la literatura y la época nos dejó unas obras maestras como el Papiro de Sinuhe, y el pairo del navegante perdido.

El Segundo Periodo Intermedio

Durante los últimos años de la dinastía XIV, Egipto sufrió, la primera invasión grave de su historia y que muy pronto se convirtió en una ocupación por parte de los pueblos asiáticos, conocidos como Los Hyksos, y que duró más de 100 años, llegando a formar las XVI y XVII dinastías.
Se cree que durante la dinastía XII, Egipto recibió mucha emigración asiática, al principio pacíficas y algunos historiadores creen que la dinastía XII era el tiempo en Que Abraham, el profeta hebreo visitó Egipto con su mujer Sara, y que su nieto José ocupó el cargo de ministro durante el reinado de alguno de los reyes asiáticos de los Hyksos.

De todas formas las primeras oleadas violentas de la invasión asiáticas coincidieron con el tiempo de desintegración del país y debilidad de los faraones. Destruyeron ciudades, derribaron templos y profanaron tumbas y altares, y nombraron a un jefe suyo, llamado Salites como faraón que gobernó el país desde Manfis. En realidad, el triunfo de los Hyksos sobre los egipcios se debió a varias razones fundamentales, entre ellas:

-Los Hyksos llegaron montados sobre los caballos, mientras el egipcio desconocía su existencia.!

-Los Hyksos armamento de hierro, mientras el armamento de los egipcios era de bronce.

Poco a poco, los reyes Hyksos, iban adquiriendo las costumbres egipcias y adoraron a los dioses egipcios, sobre todo el dios Sotekh o Seth, pero los monarcas, príncipes y el pueblo egipcio, se resistió a a aceptar su gobierno y como ya es habitual en la historia del Egipto Antiguo, se organizó la resistencia y la guerra de la reunificación desde el sur. La guerra de la liberación

Conocemos de un papiro de la dinastía XIX, que el rey de los Hyksos, Abuphis, provocó al gobernador egipcio de Thebes, Sequenen Ra II, enviándole una misiva en la cual le pedía que acallara el ruido que causaban los hipopotámos en Tehebes, porque este ruido no le dejaba dormir en Menphis. Por las heridas que se observan en La Momia de Sequenen Ra II, sabemos que murió en la guerra luchando contra los Hyksos. Su hijo Kames continuó la lucha y atacó a los Hyksos en El Medio Egipto y venció a Abuphis, aunque Egipto no se quedó liberado del Todo hasta el reinado de su Hermano Ahmose I quien persiguió a los Hyksos hasta Palestina.

El Tercer Periodo Intermedio


Después de vencer y echar a los asiáticos de Egipto, Ahmose I, se dedicó a acabar con la influencia de los distintos monarcas, cuyo poder había aumentado y que amenazaba la unidad del país. También recuperó Nubia, después de vencer a su rey quien se había aliado con los Hyksos durante la guerra de Liberación.
Ahmose I, era un gran estadista que se dedicó a reorganizar el país y borrar las huellas de la ocupación asiática. También se preocupó de la sucesión al trono y estableció la norma de que la reina y la madre del sucesor del faraón debía ser de sangre real.

Antes y durante el reinado de Ahmose I, destacaron tres mujeres importantes que son su Abuela la Reina TetiSherri, mujer de Sequenen Ra Ta A I y la madre de Squenen Ra Ta A II, y abuela de Ahmose I. TetiSherri fue venerada por su nieto Ahmose I, quien le dedicó una estatua en Templo de Karnak. También la Madre de Ahmose I, la Reina Ag Hotep, fue venerada y endiosada por su hijo Ahmose I, y se cree que fue ella quien gobernó el país después de la muerte de su marido Squenen Ra Ta A II y Después de la muerte de su hijo Kames, hasta que Ahmose I, pudo ocuparse del gobierno del país.

La tercera mujer era Ahmose Nefertari, cuyas estatuas tenían la misma altura de las estatuas del rey, lo que indica su posición. Ahmose Nefertari fue endiosada en las épocas tardías como patrona de los artesanos.

La dinastía XVIII era tiempo de grandes y poderosos faraones. Eran el tiempo del imperio egipcio rico y poderoso.. Los faraones posteriores a Ahmose Amenhotep I, y Tuthmosis I, no se conformaron con defender el país de sus enemigos, sino emprendieron una época de grandes conquistas que extendió su imperio desde el Sur de Nubia, hasta Mesopotamia.

Las conquistas de los faraones de la dinastía XVIII trajeron a Egipto un periodo de riqueza y prosperidad que se tradujeron en grandes obras de construcción como el templo de Karnak

Tuthmosis II, sucedió a su padre Tuthmosis I, y aunque no era hijo de una reina, sino de una esposa secundaria, del faraón, consiguió legitimar su reinado, casándose con su hermanastra Hatshepsu, hija de Tuthmosis I y la Reina Ahmose . Tuthmosis II murió a los treinta y tantos años, dejando el trono un hijo –Tuthmosis II -de una esposa secundaria. Durante la mayoría de edad de Tuthmosis III, su tía y madrastra gobernó el país y su reinado se prolongó durante más de 20 años, durante los cuales emprendió grandes obras de construcción y mandó expediciones a Africa, para traer incienso y plantas para los templos del dios Amun. De su época destaca el Templo de Deir El Bahari en la orilla occidental de Luxor.

Para ganar legitimidad ante la corte y el pueblo, Hatshepsut se declaró hija directa de Amun, y hizo representarse en los templos con la barba postiza de los faraones y se otorgó los títulos de los faraones como Sa Ra, o hijo del sol.

Se cree que Tuthmosis III, marginado del trono por si tía y madrastra, organizó una conspiración que acabó con su vida. Una vez en el trono, emprendió una campaña de ensañamiento contra todo lo que recordaba a su tía, ordenando borrar su nombre de los templos, obeliscos, etc.

Tuthmosis III es considerado el Faraón más glorioso de todo Egipto. Expandió el imperio hasta límites nunca antes alcanzados, venció a todos los enemigos de Egipto, y emprendió una tarea constructora impresionante cuyos testimonios, siguen evidentes en los templos de Luxor y Karnak.

Los sucesores de Tuthmosis III, eran igual de grandes y emprendedores y la dinastía XVIII se convirtió en el tiempo más próspero de toda la historia de Egipto.

Sin embargo, y como todo en la historia y paralelamente a la construcción del imperio, germinaban las causas de su destrucción. Los faraones de la dinastía XVIII, aribuían su éxito y sus victorias al apoyo del dios Amun y fueron muy generosos con sus templos y sus sacerdotes llegando a construirle el mayor templo de culto en la historia de la humanidad, El templo de Karnak. Sin embargo y durante el reinado de AmenHotep III y Tuthmosis IV, observamos un cierto cansancio y hastío de los faraones del aumento del poder de los sacerdotes del dios Amun, y es en tiempos de Amenhotep IV, más tarde Akhenaton, cuando el faraón se rebela contra todo el Panteón egipcio, rechaza el politeísmo, y declara que existe un sólo dios para toda la humanidad, cuyo nombre es Aton y cuya figura es el sol.

Amenhotep IV, rechazó al dios Amun, cambió su Nombre a Akhenaton, o Aton brilla, ordenó destruir los templos de las demás divinidades, sobre todo Amun, y borrar su nombre de todas partes, abandonó Thebes la capital de imperio y fundó una nueva capital, Akhetaton, o el horizonte de Aton.

Los sacerdotes de Amon, poderosos, no podían aceptar tal ultraje y tantas afrentas, y empezaron a maquinar contra el faraón y si familia. Por oro lado, Akhenaton se desentendió del imperio de Egipto, en Mesopotamia, Syria y Palestina e hizo caso omiso a las súplicas de ayuda y provisiones de los generales egipcios ante las rebeliones de los pueblos sometidos.

Akhenaton, compartió su trono, durante los últimos años de su reinado, con su yerno Sem Ankh Ka Ra, quién después de la muerte de Akhenaton, volvió a Thebes y al culto del dios Amon.

El reinado de Sem Ankh Ka Ra, apenas duró tres años, y le sucedió un niño de ocho años, llamado Tuth Ankh Aton, quien fue subido al trono casándole con la hija de Akhenaton Ankh Es En Ba Aton.

Tuth Ank Aton, fue obligado a cambiar de nombre a Tuth Ankh Amon, por su tutor, y ministro, el Sacerdote de Amon, Ay, quien después de la muerte repentina del rey niño, ascendió al trono como penúltimo faraón de la dinastía XVIII.

Después de la muerte de Ay, no había ningún sucesor legítimo al trono de los faraones, lo que motivó al general y comandante supremo de los ejércitos del faraón en Menphis, Hor Em Heb, a dirigirse a Tebhes, casarse con la hermana, de Nefertiti-la mujer de Akhenaton- y ascender al trono como último faraón de la dinastía XVIII.

Los Ramésides.
Hor Em Heb, no tuvo hijos varones para sucederlo y tuco que elegir su compañero del ejército, el jefe de los arqueros reales y de la infantería del faraón, y virrey para el alto y el bajo Egito, Ba Ra Mesu, o Ramses I, quien también era bastante mayor y tuvo que compartir su trono con su hijo Seti.

Como podemos observar de los nombres de los reyes de la XIX dinastía, los dioses del norte, como Ra en Ramesu, o Seth, en Seti, o Ptah en Meri En Ptah, prevalecieron y el nombre del dios Amun se relegaba un segundo lugar. Es también durante esta dinastía, que Menphis empieza a recuperar protagonismo y destaca la ciudad de Tanis, al nordeste del país, como segunda capital, quizás porque esta dinastía estuvo marcada por la lucha continua contra los asiáticos y contra las rebeliones de los pueblos de las colonias.

Seti I y más tarde su hijo Ramsés II, eran grandes conquistadores y grandes constructores y sus obras están todavía visibles en toda la geografía de Egipto. Pero sin duda, el faraón màs famoso y que no escatimó esfuerzos para imprimir su cartucho real, en todos los rincones del país, era Ramsés II, cuyo reinado duró más de 60 años.

Ramsés II, tuvo que enfrentarse a los pueblos del mar, llamados Sherdana, y que más tarde dieron nombre a la isla mediterránea de Sadinia. También luchó contra los libios y los africanos, pero sus guerras más renombradas son las que entabló contra los Hititias, en Asia, y que terminaron con un pacto de paz y de reparto de las colonias de ambos reinos.

De la época de la Ramsés II, nos quedaron obras tan majestuosas como el templo de Abu Simbel, y su contribución en los templos, de Karnak, Luxor, Menphis, y otras luchas Ciudades.

Muchos historiadores creen que es en la época de Ramsés II o su hijo Meri En Ptah, cuando apreció el profeta hebreo Moisés, pero en las fuentes egipcias, sólo aparece el nombre del pueblo de Israel, en una estela de Meri En Ptah, donde se Vanagloria de haber vencido a la tribu de Israel.

Después de la muerte de Meri en Ptah, el desorden dominó el país hasta que un general del ejército, Seth Nakht, usurpó el poder y fundó la dinastía XX.

Ramsés III, hijo de Seth Nakht, es quizá el último gran faraón del Antiguo Egipto, puesto que defendió el país contra sus enemigos tradicionales y nuevos como los pueblos del mar, contra los cuales dirigió por primera vez en la historia de Egipto una gran armada.

Después de Ramsés III, el nombre de Ramsés se convirtió casi en un título y los reyes se llamaron así hasta el Ramsés XI, pero ninguno tenía la fuerza de sus predecesores y los faraones cedieron fuerza a favor de los sacerdotes del dios Amun de Thebes cuyos sacerdotes poseían más del diez por ciento de las tierras del país.

El Nuevo Reino o El Imperio.


Después de vencer y echar a los asiáticos de Egipto, Ahmose I, se dedicó a acabar con la influencia de los distintos monarcas, cuyo poder había aumentado y que amenazaba la unidad del país. También recuperó Nubia, después de vencer a su rey quien se había aliado con los Hyksos durante la guerra de Liberación.
Ahmose I, era un gran estadista que se dedicó a reorganizar el país y borrar las huellas de la ocupación asiática. También se preocupó de la sucesión al trono y estableció la norma de que la reina y la madre del sucesor del faraón debía ser de sangre real.

Antes y durante el reinado de Ahmose I, destacaron tres mujeres importantes que son su Abuela la Reina TetiSherri, mujer de Sequenen Ra Ta A I y la madre de Squenen Ra Ta A II, y abuela de Ahmose I. TetiSherri fue venerada por su nieto Ahmose I, quien le dedicó una estatua en Templo de Karnak. También la Madre de Ahmose I, la Reina Ag Hotep, fue venerada y endiosada por su hijo Ahmose I, y se cree que fue ella quien gobernó el país después de la muerte de su marido Squenen Ra Ta A II y Después de la muerte de su hijo Kames, hasta que Ahmose I, pudo ocuparse del gobierno del país.

La tercera mujer era Ahmose Nefertari, cuyas estatuas tenían la misma altura de las estatuas del rey, lo que indica su posición. Ahmose Nefertari fue endiosada en las épocas tardías como patrona de los artesanos.

La dinastía XVIII era tiempo de grandes y poderosos faraones. Eran el tiempo del imperio egipcio rico y poderoso.. Los faraones posteriores a Ahmose Amenhotep I, y Tuthmosis I, no se conformaron con defender el país de sus enemigos, sino emprendieron una época de grandes conquistas que extendió su imperio desde el Sur de Nubia, hasta Mesopotamia.

Las conquistas de los faraones de la dinastía XVIII trajeron a Egipto un periodo de riqueza y prosperidad que se tradujeron en grandes obras de construcción como el templo de Karnak

Tuthmosis II, sucedió a su padre Tuthmosis I, y aunque no era hijo de una reina, sino de una esposa secundaria, del faraón, consiguió legitimar su reinado, casándose con su hermanastra Hatshepsu, hija de Tuthmosis I y la Reina Ahmose . Tuthmosis II murió a los treinta y tantos años, dejando el trono un hijo –Tuthmosis II -de una esposa secundaria. Durante la mayoría de edad de Tuthmosis III, su tía y madrastra gobernó el país y su reinado se prolongó durante más de 20 años, durante los cuales emprendió grandes obras de construcción y mandó expediciones a Africa, para traer incienso y plantas para los templos del dios Amun. De su época destaca el Templo de Deir El Bahari en la orilla occidental de Luxor.

Para ganar legitimidad ante la corte y el pueblo, Hatshepsut se declaró hija directa de Amun, y hizo representarse en los templos con la barba postiza de los faraones y se otorgó los títulos de los faraones como Sa Ra, o hijo del sol.

Se cree que Tuthmosis III, marginado del trono por si tía y madrastra, organizó una conspiración que acabó con su vida. Una vez en el trono, emprendió una campaña de ensañamiento contra todo lo que recordaba a su tía, ordenando borrar su nombre de los templos, obeliscos, etc.

Tuthmosis III es considerado el Faraón más glorioso de todo Egipto. Expandió el imperio hasta límites nunca antes alcanzados, venció a todos los enemigos de Egipto, y emprendió una tarea constructora impresionante cuyos testimonios, siguen evidentes en los templos de Luxor y Karnak.

Los sucesores de Tuthmosis III, eran igual de grandes y emprendedores y la dinastía XVIII se convirtió en el tiempo más próspero de toda la historia de Egipto.

Sin embargo, y como todo en la historia y paralelamente a la construcción del imperio, germinaban las causas de su destrucción. Los faraones de la dinastía XVIII, aribuían su éxito y sus victorias al apoyo del dios Amun y fueron muy generosos con sus templos y sus sacerdotes llegando a construirle el mayor templo de culto en la historia de la humanidad, El templo de Karnak. Sin embargo y durante el reinado de AmenHotep III y Tuthmosis IV, observamos un cierto cansancio y hastío de los faraones del aumento del poder de los sacerdotes del dios Amun, y es en tiempos de Amenhotep IV, más tarde Akhenaton, cuando el faraón se rebela contra todo el Panteón egipcio, rechaza el politeísmo, y declara que existe un sólo dios para toda la humanidad, cuyo nombre es Aton y cuya figura es el sol.

Amenhotep IV, rechazó al dios Amun, cambió su Nombre a Akhenaton, o Aton brilla, ordenó destruir los templos de las demás divinidades, sobre todo Amun, y borrar su nombre de todas partes, abandonó Thebes la capital de imperio y fundó una nueva capital, Akhetaton, o el horizonte de Aton.

Los sacerdotes de Amon, poderosos, no podían aceptar tal ultraje y tantas afrentas, y empezaron a maquinar contra el faraón y si familia. Por oro lado, Akhenaton se desentendió del imperio de Egipto, en Mesopotamia, Syria y Palestina e hizo caso omiso a las súplicas de ayuda y provisiones de los generales egipcios ante las rebeliones de los pueblos sometidos.

Akhenaton, compartió su trono, durante los últimos años de su reinado, con su yerno Sem Ankh Ka Ra, quién después de la muerte de Akhenaton, volvió a Thebes y al culto del dios Amon.

El reinado de Sem Ankh Ka Ra, apenas duró tres años, y le sucedió un niño de ocho años, llamado Tuth Ankh Aton, quien fue subido al trono casándole con la hija de Akhenaton Ankh Es En Ba Aton.

Tuth Ank Aton, fue obligado a cambiar de nombre a Tuth Ankh Amon, por su tutor, y ministro, el Sacerdote de Amon, Ay, quien después de la muerte repentina del rey niño, ascendió al trono como penúltimo faraón de la dinastía XVIII.

Después de la muerte de Ay, no había ningún sucesor legítimo al trono de los faraones, lo que motivó al general y comandante supremo de los ejércitos del faraón en Menphis, Hor Em Heb, a dirigirse a Tebhes, casarse con la hermana, de Nefertiti-la mujer de Akhenaton- y ascender al trono como último faraón de la dinastía XVIII.

Los Ramésides.
Hor Em Heb, no tuvo hijos varones para sucederlo y tuco que elegir su compañero del ejército, el jefe de los arqueros reales y de la infantería del faraón, y virrey para el alto y el bajo Egito, Ba Ra Mesu, o Ramses I, quien también era bastante mayor y tuvo que compartir su trono con su hijo Seti.

Como podemos observar de los nombres de los reyes de la XIX dinastía, los dioses del norte, como Ra en Ramesu, o Seth, en Seti, o Ptah en Meri En Ptah, prevalecieron y el nombre del dios Amun se relegaba un segundo lugar. Es también durante esta dinastía, que Menphis empieza a recuperar protagonismo y destaca la ciudad de Tanis, al nordeste del país, como segunda capital, quizás porque esta dinastía estuvo marcada por la lucha continua contra los asiáticos y contra las rebeliones de los pueblos de las colonias.

Seti I y más tarde su hijo Ramsés II, eran grandes conquistadores y grandes constructores y sus obras están todavía visibles en toda la geografía de Egipto. Pero sin duda, el faraón màs famoso y que no escatimó esfuerzos para imprimir su cartucho real, en todos los rincones del país, era Ramsés II, cuyo reinado duró más de 60 años.

Ramsés II, tuvo que enfrentarse a los pueblos del mar, llamados Sherdana, y que más tarde dieron nombre a la isla mediterránea de Sadinia. También luchó contra los libios y los africanos, pero sus guerras más renombradas son las que entabló contra los Hititias, en Asia, y que terminaron con un pacto de paz y de reparto de las colonias de ambos reinos.

De la época de la Ramsés II, nos quedaron obras tan majestuosas como el templo de Abu Simbel, y su contribución en los templos, de Karnak, Luxor, Menphis, y otras luchas Ciudades.

Muchos historiadores creen que es en la época de Ramsés II o su hijo Meri En Ptah, cuando apreció el profeta hebreo Moisés, pero en las fuentes egipcias, sólo aparece el nombre del pueblo de Israel, en una estela de Meri En Ptah, donde se Vanagloria de haber vencido a la tribu de Israel.

Después de la muerte de Meri en Ptah, el desorden dominó el país hasta que un general del ejército, Seth Nakht, usurpó el poder y fundó la dinastía XX.

Ramsés III, hijo de Seth Nakht, es quizá el último gran faraón del Antiguo Egipto, puesto que defendió el país contra sus enemigos tradicionales y nuevos como los pueblos del mar, contra los cuales dirigió por primera vez en la historia de Egipto una gran armada.

Después de Ramsés III, el nombre de Ramsés se convirtió casi en un título y los reyes se llamaron así hasta el Ramsés XI, pero ninguno tenía la fuerza de sus predecesores y los faraones cedieron fuerza a favor de los sacerdotes del dios Amun de Thebes cuyos sacerdotes poseían más del diez por ciento de las tierras del país.

El periodo Tardío

Desde finales de la dinastía XX, la influencia de los sacerdotes de Amun en Thebes aumentó considerablemente en todo el país y sobre todo en sur, desde donde se propagó a Nubia , donde Amun se convirtió en la divinidad principal de esta región africana. Desde tiempos de la dinastía libia, XXII, y por la presión Shashanq I contra los scaerdotes, éstos empezaron a emigrar hasta el sur con sus riquezas.
En estos tiempos surgió en Nubia el reino de Napta, del cual el primer rey que se conoce es Kasta, quien consiguió convencer la Esposa divina de Amun en Thebes de adoptar a su hija Amun-Redes para que herdara su cargo y así pasar la riqueza y la influencia de los sacerdotes de Amun a su reino y su dinastía.Después de Kasta, subió al trono de Napata, su hijo Ba Anky quien se dirigió con sus tropas al norte y ocupó Thebes y llegó chasta Menpis, donde fue reconocido por los sacerdotesde Heliopolis como Faraón de Egipto.

Durante el reinado de Taharka, de la XV dinastía nubia egipto entró en guerra contra los asirios de Mesopotmia, que consiguieron vencer a los ejércitos de Egipto y Nubia llegando hasta Thebes.

Después de la caída de la dinastía nubio en Egipto, apreció la dinastía XVI en Sais, al norte del país de cuyos faraones destaca Psematik I, quién se alió con los griegos y contrató de ellos mercenarios.

En estos tiempos y como reacción al empuje y el aumento de la influncia de las culturas extranjeros se observa una tendencia clara, en el arte, la religión y la literatura de la época un cierto radicalismo y vuelta a las tradiciones antiguas, includo de tiempos del Reino Antiguo.

Durante el Reinado de Psemmatik III, El rey persa Cambyses atacó Egipto y pudo llegar hasta Thebes y así estableció la ocupación persa de Egipto, fundando lo que algunos historiadores consideran como la dinastía XXVII.

Contra la crueldad de la ocupación persa en Egipto, se levantaron varias revueltas hasta que Anaros consiguió echó a los persas y fundar la dinastía XXVIII.

Esta época estuvo marcada por la lucha entre los griegos y los persas y las dinastías XXVIII y XXIX, XXX intentaron aprovechar estas guerras para grantizar la libertad de Egipto. Sin Embargo Egipto volvió a caer en manos del imperio persa en el año 343 B C. hasta que fue conquistada por Alejandro magno, empezando otra era de dominio griego luego romano.

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